Particularidades

Luzaria era, originariamente, una tierra humana, por lo que podemos considerar a estos como los anfitriones de las demás razas. Más allá de Luzaria, existen otras ciudades humanas como Nova, que se mencionan en la historia, en mayor o menor grados.

Una raza que ha sabido encajar la llegada de las demás, adaptándose y adaptando la ciudad con la construcción de espacios artificiales para los elfos, los feéricos y las mareas.

Los humanos han naturalizado, al igual que el resto, sus relaciones con las demás razas, por lo que casarse con los seres mágicos es algo común, que, además, ha derivado en otras razas, tales como los dryadalis. 

Mundos y razas lúzaros

Como podemos descubrir en la saga, las tierras que actualmente son Luzaria fueron habitadas de manera temporal por los elfos antiguos, que se instalaban allí provisionalmente para estudiar el mundo mortal y, después, el Imperio de la Noche, un mundo dentro de otro, un subuniverso fantástico lleno de oscuros misterios y grandes secretos. Sin embargo, los elfos antiguos acabaron por desaparecer y dejaron de visitar el mundo mortal. Fue entonces cuando los humanos se establecieron allí, asentándose con el paso de los años y encajando, poco a poco, la llegada de los seres mágicos.

Una fusión perfecta, sin grietas, sólida y poderosa. La Ley Común rige la forma de vida de elfos, feéricos y mareas junto con los humanos, igual que también establece los principios más elementales con el Imperio de la Noche, de quienes los separa el Muro de Caronte. Qué llevó a esta situación y cuál fue la evolución de la misma será algo que vayamos descubriendo poco a poco en la saga. Un círculo que se irá cerrando con increíbles descubrimientos y con la revelación de secretos que nunca hubiéramos podido imaginar. 

Aunque conviven juntos, cada raza tiene su origen, su mundo, sus culturas, sus ideas. Y sus secretos.

Forma de Gobierno

El Consejo de la luz. Todas las ciudades humanas están representadas por el Consejo de la Luz y cualquier otra forma de gobierno debió de quedar relegada hace ya muchos y muchos años. El Consejo está formado por elfos, feéricos, mareas y los propios humanos. Todos ellos con el mismo peso dentro del mismo. 

Fuerza Militar: La Guardia Blanca

De nuevo y como sucede con la mayoría de los aspectos, hablar de los humanos es, en buena parte, hablar de Luzaria. Así y como ya explicaba en su apartado correspondiente, es la Guardia Blanca el ejército conformado por humanos que protege a todas las razas bajo el amparo del Consejo de la Luz. 

Símbolo: el Árbol de la Vida

Aunque muchos humanos han relegado el símbolo del árbol en pos del Sol de Luzaria que engloba a todas las razas, el símbolo originario que se sigue recordando en antiguos documentos y pinturas, es el Árbol de la Vida, representación, además, de la estructura de una familia. Unas raíces comunes, un crecimiento sólido y fuerte y ramas que se bifurcan, separándose, sin llegar nunca a desunirse por completo. 

La Hermandad de la Luna

No podemos contar gran cosa sin revelar lo que no ha de revelarse, pero el papel de los humanos en todo cuanto acontece a lo  largo de la saga irá descubriéndose también. 

La Hermandad de la Luna es algo que tuvo su origen en el Imperio de la Noche, pero que, sin embargo, atravesó esa extravagante frontera que delimita el Muro de Caronte.

No hay trono humano, pero el rol que estos jugaron en la peculiar partida por los trece tronos merece especial mención en este apartado, por ser algo que diferenció a los humanos del resto de razas. Para bien o para mal. 

Mitología y dioses: Ennos... y otros tantos más

La amalgama de culturas y religiones es tan grande en Luzaria que casi cuesta discernir a unos de otros. Sin embargo, ligado al árbol que representa en su origen a la raza de los hombres, encontramos a Ennos, un viejo dios dela antigüedad que sembró, según cuentas las historias, el mundo de árboles y más árboles con el fin de cosechar sus frutos y espantar el hambre de la humanidad. 

De él se cuenta también que tuvo ocho hijos y muchos les rinden culto, aun habiendo perdido ya las referencias sobre a qué representaba cada uno de ellos. Los humanos hablan en general de los dioses y, como decimos, en la actualidad resulta muy difícil separar a humanos de elfos, feéricos y hasta de mareas.