Llanuras de interminable extensión permiten a los lobos de Sorutz correr en salvaje libertad. Los distintos clanes se hospedan entre la densidad de los bosques que colindan las campiñas sorutzianas. Cielos despejados en los que la luna derrama su luz plateada para el regocijo de aquellos que la veneran.

Los lobos de Sorutz moran en aldeas pequeñas construidas en la roca de las montañas. Sus hijos visten con pieles y son reacios al uso de armas, pues el lobo que llevan dentro y que se exterioriza con las invocaciones a la luna, son todo el arma que necesitan para afrontar peleas. Sin embargo, las crecientes diferencias con los licántropos de Élathur ponen, para muchos, en entredicho esa premisa. Apoyados por las legiones Áureas de Ántico, sus enemigos adquieren fuerza y poder, de modo que las armas se tornan imprescindibles. Y este es un extremo que enfrenta a los cuatro principales clanes licántropos de Sorutz, pues no todos están de acuerdo.

Particularidades

Los licántropos de Sorutz componen una sociedad ordenada que vive en torno a la conocida como Guerra Cíclica, que enfrenta a los cuatro clanes sorutzianos. La guerra mantiene vivos los sentidos de los lobos guerreros, que desprecian el uso de las armas, considerando que la naturaleza dota a los lobos de todo cuanto precisan para desarollarla. El rey de los licántropos es quien dirige esa guerra: determina los enfrentamientos, concede treguas al clan más esquilmado y, a la conclusión del ciclo lunar, determina a un ganador. Los clanes perdedores ofrecen sacrificios a Selenis, la diosa luna y el líder del clan vencedor se hace con el derecho de desafiar al rey por su trono.

Igual que luchan entre ellos, también se miden a los elathurienses, pues estos últimos conforman la legión de plata licántropa que apoya a Ántico en sus campañas de expansión territorial; campañas de las que Sorutz es víctima. 

Al igual que en Élathur, los druidas negros se encargan de custodiar los límites de la terra licántropa para que los lobos no abandonen su territorio durante las conversiones, algo que se torna más laxo en las noches, cuando el Muro de Caronte abre sus puertas y los lobos las cruzan para saciar instintos en Luzaria.

Forma de Gobierno

Al rey de la terra de Sortuz se le conoce como Alfa y es el ocupante del Segundo Trono de la Luna. Él escogerá quién será su sucesor, que probablemente sea el líder del clan que más veces se haya alzado vencedor  durante la Guerra Cíclica.

Su morada es el castillo de Ulfa Konungur, una fortaleza cargada de ostentación y lujo.

Al mismo tiempo, cada uno de esos cuatro clanes tiene a un señor o Beta, que está por debajo del rey.

Fuerza Militar: Las Jaurías

Las Jaurías constituyen una poderosa legión de guerreros licántropos que luchan bajo su forma humana y también la del lobo, respaldados por el poder de los druidas negros que velan durante la batalla de la misma manera que, fuera de ella, lo hacen por el bienestar de las manadas en los diferentes clanes.

Las Jaurías están compuestas por soldados de los cuatro clanes que han de olvidar la Guerra Cíclica cuando el rey los solicita para medirse a enemigos comunes, tales como la legión bruja de Ántico o las Rehalas de Élathur.

Símbolo: la Segunda luna

El epicentro de la cultura sorutziana es la luna y así queda reflejado en el escudo que los representa. A pesar de que en sus clanes queda expuesta toda forma que puede adoptar el astro lunar, su marca es la de la luna creciente que, en mitología licántropa, muestra una cuna en la que, la madre luna, reina del cielo nocturno, cuida a sus hijos.

Mitología y dioses: diosa luna

Selenis es la representación humana de la diosa luna. Ella pasea por el éter, modificando la forma del astro en debido cumplimiento con sus celestiales designios.

La luna roja es una de las festividades más destacadas y los rituales de sacrificios y entrega de otros animales y también de prisioneros es una forma de honrar la sed de sangre que exhibe la luna en esas noches.

Segundo Trono de la Luna

Y los hombres reclamarán a las bestias...