Una vez rota la Ley Común, el Muro de Caronte ha quedado sellado. Los noctis ya no son bienvenidos en Luzaria y tampoco los lúzaros lo son al Imperio de la Noche, pero algo sigue gestándose a uno y otro lado de la silenciosa mole de piedra, donde los secretos se destapan.

Adrien es incapaz de dejar de pensar en Tayr a pesar de todo lo ocurrido. June sabe que poner la verdad sobre la mesa llevará a su hermano a tomar la decisión más difícil de su vida, pero los acontecimientos se precipitan y Adrien está dispuesto a todo por defender lo que siente y a aquel por quien lo siente.

​Las monedas con las que se paga el paso a Caronte serán esenciales para moverse con ciertas garantías en un mundo cubierto de intrigas e intereses cruzados; no solo poque el barquero ha salido de paseo, sino porque todos desean hacerse con los arkanais; enemigos y aliados parecen guardar un fin común: Romper la maldición y la libertad de las terras del imperio. ¿Qué puede haber de malo en ello?

​"No hay peor cárcel que una mente atormentada ni mayor laberinto que un corazón roto".

Reo supone una inmersión alocada hacia el Imperio de la Noche, que reclama buena parte del protagonismo. Así, la luna se convierte en astro dominante, aunque desde la cárcel de Akiteria no se la puede ver. Y entre cadenas eclosiona la más pura esencia del gran protagonista. Reo solo podía simbolizarse con una luna encadenada.