Particularidades
Extensos bosques de poblados árboles y frondosas copas envuelven la terra bruja de Intora, situada al sur de Noctia. Un gigantesco escudo de brujería envuelve la ciudadela, protegiéndola. Se dice de Intora que sus bosques son los más densos, devorando los antiguos caminos. El susurro de los árboles a la caricia del viento, alza un sonido inquietante, que se funde con el leve zumbido del escudo.
Suaves montañas de sinuosas formas se elevan en la lontananza. Cielos despejados derraman la luz argentada de la luna sobre lomas y colinas.
De entre todas las terras brujas, la de Intora es la más respetuosa con su entorno. Casas de cálida madera se entretejen con los árboles, incluida la de los Señores de la terra bruja, una imponente mansión, elegante y llamativa, pero alejada de la ostentosidad de los castillos de sus vecinas brujas.
El trabajo en comunidad es uno de sus puntos fuertes en un pueblo que respeta profundamente la magia y la trabaja sin cruzar sus límites. De las pocas terras en las que, probablemente, esto tenga una excepción.
Históricamente y por distintas circunstancias, Intora ha sido una terra respetada. Cuando Tanray Vakko dio inicio a su particular cruzada, Mekdim Hassul era rey de Intora y su hijo Aslur acabaría contrayendo matrimonio con la emperatriz ántica. Así las cosas, Tanray respetó la terra de su esposo y, más adelante, también lo hizo la hija de esta, Listhy Vakko.
De igual manera, también en la era actual, con Doroyan Vakko en el gobierno ántico, Intora fue la última terra en claudicar. Según cuentan las viejas memorias, la amistad del hijo de Doroyan y general de la Leggio, Resryon Vakko, con uno de sus generales, Elain Debcris, propició que la ofensiva sobre Intora se relegase en el tiempo.
No son pocos los que piensan que esta es una versión absurda y romántica de la historia y que si Intora fue la última en caer no fue, precisamente, por su férrea resistencia, sino por el nulo problema que suponía para el imperio ántico. Como fuere, lo cierto es que esta es la única terra en todo el Imperio de la Noche que puede presumir, no solo de no haber caído nunca bajo el dominio ántico durante más de 600 años y hasta que el príncipe diera un golpe sobre la mesa, sino que también es la única que jamás ha sufrido el hostigamiento de las legiones áureas.
Forma de Gobierno
A la terra de Intora la conoceremos en la saga principal, durante el transcurso de los libros que pertenecen a la Dinastía Marcada. Allí, oiremos hablar de los Señores de Intora. Edargan y Frea. Alejados de la ostentosidad y la opulencia, los señores de Intora habitan en una señorial casa al estilo de las rústicas viviendas brujas de Intora.
Pero esto no fue siempre así. Toda vez que viajemos en el tiempo hasta los albores de la dinastía marcada para conocer a Tanray, encontraremos a una Intora muy diferente, poderosa y bajo el gobierno de sus reyes.
Mekdim Hassul y su esposa, Reya, que adolece una terrible enfermedad. Aslur, su único hijo o, tiempo después, al rey Laubrok, que no solo pondrá Átraro patas arriba, sino también a los Reinos de la Luz.
Fuerza Militar: Las Bramas
Intora dispone de su ejército, Las Bramas, venido a menos.
Si en la era de Tanray, fue un poder a tener en cuenta hasta el punto de poder plantearse la posibilidad de contar con ellas como aliadas, el tiempo ha mermado el arrojo de Intora.
El tiempo y la actitud de Ántico respecto de la terra bruja, donde no ha vertido sangre a lo largo de la historia, algo que, también es cierto, ha levantado el recelo de muchas terras sobre la propia Intora.
Símbolo: el Bramido de la Gárgola
El Bramido de la Gárgola. Los brujos atribuyen sus orígenes a las gárgolas de la creación, ubicadas en la torre de los Cimientos, de donde aparecieron los distintos dioses a los que cada uno de los cinco territorios brujos rinde culto. Así, Intora simboliza su poder en una de esas gárgolas clamando un rugido feroz.
Mitología y dioses:
Halla y Siad. La creencia generalizada es que los noctis y, más concretamente los brujos, proceden de La Madre Gárgola, epicentro de la creación. De hecho, las esfinges de Aett, en versiones diversas, son un punto común en la religión y mitología brujas.
Ántico se ha apropiado del símbolo de las esfinges como elemento propio, llegando a alzar dos colosales estatuas de ellas en La Cúpula, algo prohibido en los textos de Los Cimientos, que nadie sabe exactamente de cuándo datan ni a quién atribuírselos.
No obstante, y a pesar de no representarse de de ninguna forma en cumplimiento con ese precepto, Halla y Siad, las guardianas del pasillo que flanquea muerte y vida, son las divinidades a las que los intoranos oran. Para ellos, ambas son diosas, aunque muchos se refieren a ellos como 'dioses', en la convicción de que un ser superior no distingue género.