Las suaves dunas ondean bajo el cielo nocturno, extensiones inagotables de cálida arena que se tienden como alfombras eternas hacia la terra bruja de Catarno, donde se funden con la piedra de sus calles y las serenas aguas del mar. En torno a ella, exóticas plantas y arbustos, árboles de finos troncos y hojas colgantes.

Famosa por sus exóticos mercados con variopintas mercancías y el jolgorio permanente con el que la terra bruja combate la difícil situación en Átraro. Las tabernas liberan las melodiosas notas de sus instrumentos que atraen a lugareños y foráneos (siempre que no seas ántico, por supuesto) hacia su luz. Allí podrás probar los deliciosos licores y bailar al son de las notas.

El Camino de Fuego y el río Erlos unen a la hermosa terra bruja con su hermana Domarna, atravesando en paralelo el desierto. En la costa, su antiguo castillo se alza, imponente, como si de un peculiar faro guía se tratase.

Históricamente, Catarno y Domarna han protagonizado alianzas y altercados que las rompían de manera continuada, una relación compleja que, sin embargo, siempre las ha llevado al mismo punto de partida. Condenadas a entenderse o bendecidas por ello; causa o consecuencia. Lo cierto es que la enemistad con el Imperio ántico les hizo ver que juntas eran más fuertes y poco a poco, las alianzas empezaron a ser algo más poderoso, a unificar conceptos, a convertirse en un todo cada vez más difícil de separar. 

El rey Fent; su hijo mediano, príncipe Árinard, el rey Legar y su hermana Isenbel. Son algunos de los catarneses ilustres que encontraremos a lo largo de la saga. 

Particularidades

Catarno es una de las cinco terras brujas que existe en Átraro y su cultura es claramente diferencial respecto de las demás. Entre las arenas desérticas que envuelven su hermosa urbe, un camino envuelto en llamas y un río de aguas cálidas (demasiado en algunos puntos), conviven brujos y brujas de una carácter forjado en la alegría como forma de combatir la dificultad.​

El atuendo característico de Catarno también es peculiar: tules con transparencia ayudan a lidiar con el pegajoso calor desértico que, si bien no se ve refrendado con el astro rey al ser siempre de noche, del mismo modo que sucede en el resto de terras, sí ve en la humedad de su costa, un plus a tener en cuenta.

Catarno es, junto a Domarna, una terra peculiar por la alianza con su hermana. De una u otra forma, la llamada 'biterra' o 'biterrado' siempre ha mantenido una estrecha relación con la otra terra bruja, hasta el punto de acabar siendo absorbida su legión (las Lanzas de Athraros) por los Señores del Ocaso, conformando un único y poderoso ejército; capaz de plantar cara a las mismísimas legiones Áureas.

Destacable es su armada, la mejor flota de Átraro con diferencia, incluso por encima de la ántica, con la que ha mantenido, a lo largo de la historia, numerosos enfrentamientos. Su buque insignia, el Athraros, aparecerá a lo largo de la saga. 

En un término medio entre Ántico y Telasia, los brujos de Catarno, dan un buen uso a la magia, respetando sus límites... casi siempre.

Kendala

Kendala es una isla situada en los mares oscuros que está bajo la soberanía de Catarno. Pocos son los textos que hacen alusión a la razón por la cual el próspero y rico reino catarnés posee un territorio en los inhóspitos y hostiles mares oscuros, pero es así. Muchos consideran que se debe a la cercanía de la isla con Necron, donde muchos continentanos (habitantes del continente e Noctia) viajan en busca de los más poderosos ingredientes mágicos, especialmente en el uso de magia prohibida. Aunque la mayoría de esos viajes conducen hacia la comercial isla de Kraftaverg, es cierto que algunos se aventuran más allá.

Sin embargo, pocos son los viajes que Fent efectúa hasta ese territorio, donde se alza un imponente castillo, alineado en perfecta sintonía con el de Catarno. El Faro de Briganto ejerce de protector allí, pues su luz impide a los maleantes que acechan aquellas costas acercarse a ellas.  

Forma de Gobierno

Catarno siempre ha mantenido la figura del rey o reina. El matrimonio de Lánarkel con el rey Fent da un paso más a esa unión, ya que nunca se había dado entre las dos terras nada más allá de alianzas oficiales y quebradizos tratados. A partir de entonces, ambas terras se comportan como una única.


Siempre bajo la figura de sus reyes, con especial influencia en la reina Lánarkel de Domarna. Tanto es así que el castillo de Catarno termina por quedar deshabitado a la muerte de Fent, una imponente fortaleza situada cerca de la costa. Y tanto es así que, como ya hemos dicho anteriormente, las legiones catarnesas desaparecen en favor de Los Señores del Ocaso domarneses, que protegen, eso sí, a ambas terras. 

Cabe destacar, no obstante, que en tiempos más remotos, pese a responder a la figura de reyes, el gobierno en Catarno fue algo más caótico, sin oficilidad y de carácter bárbaro, donde los hermanos, príncipes o princesas, pugnaban por el trono a base de espada y sangre. 

Fuerza Militar: Los Señores del Ocaso

Al principio, Catarno contaba con la conocida como Legión Antigua, a la que muchos llamaban las Lanzas de Athraros, una de las más poderosas de Átraro tiempo atrás, junto con las Cymas de Telasia.

Un ejército formado por numerosos batallones en honor a sus propias armas: la legión de las Espadas, las Hachas, las Lanzas y hasta la Quilla, la flota catarnesa. 


Con la unión definitiva entre Catarno y Domarna al matrimonio de Lánarkel y Fent, y con la debilitación del ejército de este último, los Señores del Ocaso se convirtieron en las legiones de ambas terras

Símbolo: la Biáguila

Inicialmente, el símbolo de Catarno era el de tres lanzas apuntando al cielo bajo un triángulo que simbolizaba la protección de sus dioses. Sin embargo, la biáguila, terminó por sustituirla, igual que había ocurrido con otros tantos símbolos más. Dos águilas, una representando a Catarno y otra, a Domarna. 


En algunos textos y libros, la biáguila es representada como un único animal con dos cabezas. 

Mitología y dioses

Los dioses de arena son aquellos a los que se rinde culto en Catarno. No hay un número exacto ni tampoco nombres que respondan a una identidad. Solo dioses que moran en las arenas del desierto y que se expresan mediante tormentas y a través de los espíritus de la arena, conocidas como galdrákonas.


Cazarlos es tan tentador como difícil, pero aquel que lo consigue hallará respuestas a una única pregunta, además de poder disfrutar de los dones que estos espectros son capaces de llevar a cabo. 


Catarno dedicó,a además, buena parte de su esfuerzo en encadenar y hasta adiestrar a esos espíritus para convertirlos en fieles servidores. 

Y la espada someterá...

Segundo Trono de la Tormenta