Tanray Vakko tiene 24 años y lleva cuatro ocupando el trono brujo de Ántico. A lo largo de ese tiempo se ha dado cuenta de que muchas cosas no son como le gustaría y, a pesar de las mil advertencias de su entorno, la joven emperatriz dará inicio a una serie de alocadas iniciativas que derivarán en una peligrosa guerra.
Cuantos más objetivos se fija, más grande se torna su ambición, hasta alcanzar la incomparable gesta de invocar a Caronte, el barquero de la muerte y sellar un pacto con él: la inmortalidad a cambio de almas.
Quince años más tarde, e impactados aún ante esta realidad, pocos son los que osan enfrentar a la emperatriz inmortal; pocos los que conservan el espíritu rebelde de su hija Listhy, la eterna princesa, esa que nunca será heredera de Tanray, cuyo nivel de exigencia con ella es, no obstante, tan exacerbado como su codicia por conquistar cada rincón de Átraro.
Desgranando sus días junto a los esclavos de Telasia, Listhy llega a sentirse una más, y allí las ansias de libertad de uno de ellos, Drasean, serán el asidero para que la joven princesa trate de llevar a cabo una rebelión que no se presume sencilla contra su madre.
“Hasta aquí tu imperio. Ahora empieza el mío”.